sábado, 15 de octubre de 2016

Overlord v11 Intermedio

Traductor: Erb
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Volumen 11 - Intermedio


El hombre se acercó la terraza, con una copa de líquido ámbar en la mano.

La terraza estaba ubicada en el edificio más alto de esta ciudad. Desde aquí, podía ver la ciudad que gobernaba.

Su gente vivía abajo, entre la miríada de pequeños puntos de luz.

Sonrió con satisfacción mientras observaba la vista, y llevó la copa hacia sus labios.

La sensación caliente y humeante se esparció por su cuerpo desde su barriga. El viento era bastante agradable. Ahora que estaba de buen humor, le hizo una pregunta a la enclenque arrodillada en su habitación:

"—¿Qué pasa?"

La enclenque tomó aliento, pero él no tenía interés en eso. Todo lo que sentía era disgusto por no recibir una respuesta inmediata a su pregunta. Sin embargo, todavía no estaba lo suficientemente molesto como para matar a alguien, así que no hizo uso de su poder.

Era un rey compasivo.

Además, el olor a sangre quedaría en la habitación. Incluso si hacía que alguien la limpiara, de todas formas se sentiría irritado por un tiempo.

Siendo así, la manera más limpia sería empujar a la enclenque por aquí. Lo más importante era que las circunstancias extremas de la caída podrían despertar el poder de la enclenque.

Quería decir que no sería mala idea, pero desafortunadamente, la enclenque abrió la boca antes que él.

"La Teocracia está construyendo un campamento en las cercanías. Si esto continúa, atacarán nuestra Capital Real en los próximo años."

"¿Y qué?"

"...Si esto sigue así, todos seremos destruidos. Por favor, le imploro a Su Majestad que use su poder—"

"Basura."

Él —el Rey— se rió de ello.

"¿Por qué debería usar mi poder en nombre de enclenques como ustedes?"

Si giraba la cabeza por encima de su hombro, vería a una ciudadana de su país arrodillada allí —una Elfa.

Qué estúpida se veía.

Era demasiado débil, sin ninguna habilidad especial, y por lo tanto inútil.

Era debido a eso que ella no podía entender cuán maravillosa era la invasión de la Teocracia.

"...No seas estúpida. ¿Es que careces de voluntad para reunir la fuerza para defender tu propio país? ¿O estás esperando que sea yo quien los salve de cualquier dificultad que se presente?"

"Pero, pero, la Teocracia es muy fuerte, y con sólo nuestra fuerza..."

Había una clara diferencia entre la fuerza de la Teocracia y la de esta nación.

Ya sea en términos de objetos mágicos, o de la habilidad de sus tropas, o de los recursos que podían asignar, o de sus tácticas — en todo.

La única razón por la que los Elfos seguían resistiendo de cara al abrumador poder de la Teocracia era debido a sus tácticas de guerrilla —el único campo en el que sobrepasaban a la Teocracia— y al hecho de que la Teocracia temía perder a sus tropas frente a los monstruos del Gran Bosque de Evasha. Así pues, habían desacelerado su avance.

Sin embargo, la Teocracia había destinado recientemente a la Escritura del Holocausto —que hasta entonces había estado asignada a la defensa de su nación— a la batalla. Ellos eran expertos en asesinatos, guerra de guerrillas, y contraterrorismo, y por ende el avance de la Teocracia se había visto acelerado enormemente.

"...Qué sorpresa. ¿Están al borde de la desesperación porque son todos débiles? En verdad éste es un país de idiotas. Todos los hijos que engendré terminaron siendo nada más que inútiles."

Las personas nacidas en tiempos de guerra eran más fuertes que las que nacían en tiempos de paz. Siendo ése el caso, la guerra era una oportunidad para despertar el poder latente en todos los seres vivos. Sin embargo, él no había oído de nadie cuyos poderes hubieran despertado hasta ahora.

Aun así, él no debía echarle la culpa únicamente a la gente. Sus muchos hijos también habían terminado así. Su verdadero número no significaba nada para él así que no le prestaba atención; ¿por qué alguien se molestaría contando pedazos de basura? Probablemente se debía a que la sangre de sus madres no era muy fuerte. Ninguno de los descendientes que había tenido con ellas poseía ni siguiera una fracción del poder que él ostentaba.

"Piérdete. Eres repugnante a mis ojos. Mejor aún, entrena a los hijos que pariste para mí."

La mujer se inclinó profundamente, y se marchó.

Él terminó el vino de un solo trago.

Los hijos nacidos de los débiles sólo podrían ser débiles. Por lo tanto, necesitaba madres más fuertes.

Era por eso que había enviado a las mujeres al frente durante la invasión de la Teocracia. Esta guerra podría haber permitido que esos enclenques se desarrollaran.

"Y no lograron estar a la altura de mis expectativas."

Pero nadie se había vuelto tan fuerte como él. O más bien, sólo nacerían en el futuro.

"...¿Debería ir con todo contra los humanos? Puedo procrear con ellos, después de todo."

Los humanoides y semihumanos no podían procrear, pero el apareamiento entre humanoides podía dar frutos.

De pronto volvió la mirada a la distancia, y resurgieron los recuerdos del pasado.

"Bueno, ella terminó embarazada al final."

En el pasado, había engañado a una mujer que había sido conocida como la carta del triunfo de la Teocracia, y luego la había capturado. La había encadenado y violado, e incluso la había embarazado. Sin embargo, la Escritura Negra la había robado antes de que pudiera dar a luz.

Chasqueó la lengua.

Ese niño era suyo. Ya que había nacido, deberían regresárselo.

"...Luego de que este país caiga, tal vez iré en persona a la Teocracia y tomaré de vuelta al niño."

No se trataba de ningún tipo de bondad.

Después de todo, ese niño era vástago suyo y de esa poderosa mujer, así que tenía el potencial de volverse incluso más poderoso.

"—Realmente espero eso con ansias."

Algún día, él usaría un ejército de sus poderosos hijos para apoderarse del mundo.

Regresó a la habitación, imaginando el glorioso futuro que pronto llegaría. Frente a él se encontraba un espejo de cuerpo completo que reflejó su imagen.

Era la de un Elfo cuyos ojos tenían colores diferentes.



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